Oi! Music (3.7)
Street Punk; PUNK acelerado y bolinga para cabezas rapadas y punkos guarros que sucedió, en tanto que moda, al REVIVAL Mod.
La obtusa estulticia de esa música no fue un obstáculo, sino un acicate, para que gozara de una amplia credibilidad callejera entre la facción más descerebrada del público juvenil. Consecuente con las consignas berreadas por las principales bandas de la escena, una inaudita violencia se adueñó de las calles y salas de conciertos de Londres y, por mímesis, del RU. Lógicamente, acabó dando lugar al repugnante White Power Rock.
[Pero, pero... Los camaradas de Wu Ming tienen una perspectiva bien distinta del asunto y, como es habitual en sus trabajos, fundamentada, inteligente y bien escrita (en italiano). Kiko Amat también ha publicado algo sobre el tema, destacando el aspecto lumpenepatant -y, por eso mismo, inasimilable por el sistema- del género]
El establecimiento de PAUL WELLER como gran compositor por derecho propio fue con “‘A’ Bomb in Wardour Street” (calle donde se encontraba el Marquee), una ácida crítica a ese estado de cosas. Por la época de su publicación, agosto de 1978, la posición de los JAM como luminarias del punk estaba en peligro. La canción de Weller fue una furiosa declaración de principios tanto musicales, como líricos y temáticos. Impulsada por un brutal, percusivo, riff de dos acordes que va subiendo la tensión cada vez que se repite, la canción captura la recién encontrada nueva imagen de Weller: él (y su chica) como inadaptados agredidos por el resto del mundo. Primero apuntaba a los punks que, en realidad, nunca lo aceptaron entre ellos (a decir verdad, él tampoco compartió sus valores, aunque no hubiera nadie más chulo en las Islas Británicas) y, a partir de ese punto, a cualquiera que les hubiera rechazado. Y, aunque los protagonistas son cruelmente agredidos, esto los hace más fuertes, les agria aún más la bilis. Apropiadamente, la música es angustiosa, desagradable incluso, y la voz de Weller a duras penas contiene la rabia. Es una aplastante grabación de una aplastante canción y simplemente un apunte de su siguiente tema, “Down in the Tube Station at Midnight”, una más impersonal, pero no menos amarga, visión de la misma situación.
La obtusa estulticia de esa música no fue un obstáculo, sino un acicate, para que gozara de una amplia credibilidad callejera entre la facción más descerebrada del público juvenil. Consecuente con las consignas berreadas por las principales bandas de la escena, una inaudita violencia se adueñó de las calles y salas de conciertos de Londres y, por mímesis, del RU. Lógicamente, acabó dando lugar al repugnante White Power Rock.
[Pero, pero... Los camaradas de Wu Ming tienen una perspectiva bien distinta del asunto y, como es habitual en sus trabajos, fundamentada, inteligente y bien escrita (en italiano). Kiko Amat también ha publicado algo sobre el tema, destacando el aspecto lumpenepatant -y, por eso mismo, inasimilable por el sistema- del género]
El establecimiento de PAUL WELLER como gran compositor por derecho propio fue con “‘A’ Bomb in Wardour Street” (calle donde se encontraba el Marquee), una ácida crítica a ese estado de cosas. Por la época de su publicación, agosto de 1978, la posición de los JAM como luminarias del punk estaba en peligro. La canción de Weller fue una furiosa declaración de principios tanto musicales, como líricos y temáticos. Impulsada por un brutal, percusivo, riff de dos acordes que va subiendo la tensión cada vez que se repite, la canción captura la recién encontrada nueva imagen de Weller: él (y su chica) como inadaptados agredidos por el resto del mundo. Primero apuntaba a los punks que, en realidad, nunca lo aceptaron entre ellos (a decir verdad, él tampoco compartió sus valores, aunque no hubiera nadie más chulo en las Islas Británicas) y, a partir de ese punto, a cualquiera que les hubiera rechazado. Y, aunque los protagonistas son cruelmente agredidos, esto los hace más fuertes, les agria aún más la bilis. Apropiadamente, la música es angustiosa, desagradable incluso, y la voz de Weller a duras penas contiene la rabia. Es una aplastante grabación de una aplastante canción y simplemente un apunte de su siguiente tema, “Down in the Tube Station at Midnight”, una más impersonal, pero no menos amarga, visión de la misma situación.
-A-Bomb In Wardour Street-
Where the streets are pave with blood,
with cataclysmic overtones
Fear and hate linger in the air
A strictly no—go deadly zone
A strictly no—go deadly zone
I dont know what I’m doing here
’cause its not my scene at all
There’s an A-Bomb in Wardour Street
They’ve called in the army, they’ve called in the police
I’m stranded on the vortex floor (*)
I’m stranded on the vortex floor (*)
My head’s been kicked in and bloods started to poor
Through the haze I can see my girl
Fifteen geezers got her pinned to the door
There’s an A-Bomb in Wardour Street, it’s blown up the city
There’s an A-Bomb in Wardour Street, it’s blown up the city
Now it’s spreading through the country
Law and order takes a turn for the worst
Law and order takes a turn for the worst
In the shape of a size 10 boot
Rape and murder throughout the land
And they tell me that you’re still a free man
Well if this is freedom I don’t understand
’cause it seems like madness to me.
A–Bomb in Wardour Street
A–Bomb in Wardour Street
Hate bomb, hate bomb, hate bomb, hate bomb!
A philistine nation, of degradation,
A philistine nation, of degradation,
and hate and war. There must be more.
It’s Doctor Martens Apocalypse
Apocalypse!
[Donde las calles se pavimentan con sangre y ultrasonidos cataclísmicos, el miedo y el odio se unen en el aire. Es una zona estrictamente mortal, un sitio al que no ir: ni siquiera se trata de mi escena. Hay una bomba atómica en Wardour Street. Han avisado al ejército; han avisado a la policía. Me he quedado tirado en el suelo que gira (*). Me han pateado la cabeza y ha empezado a brotar la sangre. Entre tinieblas puedo ver como quince tíos sujetan a mi chica contra la puerta. Hay una bomba atómica en Wardour Street. Ha volado la ciudad y ahora se extiende por todo el país. La ley y el orden han dejado paso a lo peor en la forma de una bota del 10. Violaciones y crímenes por todas partes y aún se atreven a decirme que soy un hombre libre. Si esto es la libertad, yo no lo entiendo: a mí me parece una locura. Hay una bomba atómica en Wardour Street. Una bomba de odio. Una bomba de odio. Una bomba de odio ¡Una bomba de odio! Una nación de filisteos y de degradación, de odio y de guerra. Y va a más, es el Apocalipsis ¡El Apocalipsis del doctor Martens!]
- Nota (*). Lo del "suelo giratorio" es sólo una de las traducciones posibles: también podría referirse a la pista del Vortex Club de Londres, uno de los epicentros de la violencia paramusical de la época.
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