El Revival del Revival (1.3)
En alguna parte hemos leído que el verdadero año del Mod Revival fue 1980, en lugar de 1979. Nos parece una apreciación muy acertada: en ese año los principales protagonistas publicaron sus primeros y mejores trabajos y recibieron la más amplia cobertura de la PRENSA MUSICAL. Teniendo en cuenta que la mayor parte de tales grupos dejaron de existir hacia 1982, es obvio concluir cuál fue la fecha de defunción del Revival.
Ya en 1981 -superado el HYPE-, bien por agotamiento del impulso inicial, bien por rebasar los estrechos límites del revivalismo del 79, habían empezado a surgir nuevas bandas que desde ópticas distintas -la recuperación del Freakbeat y la Psiquedelia (DIRECT HITS), la revisión en clave posmoderna, humorística y arty de la cultura pop de los sesenta (TIMES, JET SET), o, simplemente la práctica de feroz rock'n'roll con un ojo puesto en el pasado (PRISONERS)- indicaban una posible vía de evolución para la escena, más allá del predecible marasmo al que la conducían sus intrínsecas tendencias reaccionarias.
Hablamos de lo estético, claro. Por la misma época, la estampida para apuntarse al carro de lo-que-tocara-en-ese-momento de los innumerables grupos oportunistas señalaba a las claras la cruda verdad: el Mod Revival fue desde sus inicios un completo fracaso comercial. El único grupo bueno, pionero y de éxito contrastado fue los JAM, quienes habían dejado bien patente su desprecio por el Movimiento como tal; por lo tanto, fue también el único grupo que se separó por razones alegada y contrastadamente -véase la carrera post-JAM de PAUL WELLER- artísticas. Los demás grupos buenos mutaron en pos de una visión artística -los DEXYS- o ardieron devorados por su propio fuego -los CHORDS y algún otro-. Los demás, ya lo hemos dicho, desaparecieron completamente. Y sin blanca.
Así pues, los nuevos grupos modernistas de calidad de las postrimerías del Revival -los psiquedélicos, los artys, los garajeros- tuvieron que penar sus amargas carreras en un underground obligado, sin un mercado que les hiciera de colchón. Porque, amiguitos, la música pop es un negocio. Y de los duros. El underground es, en la mayoría de las ocasiones, un cómodo refugio-coartada para los grupos derivativos, las medianías repetidoras de clichés. Perfecto, entonces, para todas esas bandas que hemos ido reseñando innecesariamente, para el "Movimiento Mod" en su conjunto, no para bandas con ambiciones de cualquier tipo.
Insistimos, hacia 1982 todo se había acabado. La apuesta voluntarista de COUNTDOWN Records por resucitar el Revival a mediados de los 80, aun partiendo de unas premisas forzosamente más comerciales (MAKIN' TIME), estaba destinada al fracaso porque llegaba fuera de tiempo. Antes y después del cambio de siglo aparecieron otras escenas/movimientos/etiquetas como Madchester, el ACID JAZZ, la "PSIQUEDELIA PROLETARIA" de Creation Records o el puto Britpop, evidentemente conectadas con el Revival y el Modernismo pero que ya eran otra cosa. De cuando en cuando, algún grupo declaradamente mod como los Ocean Colour Scene -gracias sobre todo al padrinazgo de WELLER- lograba arañar unas migajas de reconocimiento aupándose a la cresta de alguna de esas olas. Y poco más...
...Hasta hoy. En los últimos años viene produciéndose un curioso fenómeno que llamaremos el Revival del Revival, o Re-Revival, consistente en la recuperación de todas esas bandas desaparecidas en 1982, oportunamente reformadas para operar en el boyante circuito de las concentraciones sixties europeas. O sea, la nostalgia de la nostalgia (los ingleses tienen una palabra para eso: "cabaret"). Es un fenómeno que no deja de tener su gracia, si tenemos en consideración como hemos escrito en otra parte que el Revival era comúnmente menospreciado por la parroquia mod-sesentera por poco auténtico, por bastardo, por PUNK. Según parece, para que algo sea "puro" basta con que sucediera hace treinta años: a eso conduce pensar desde dentro de un uniforme.
¿Nuestra opinión? En principio, cuando el gañán de Roger Daltrey tartajea que le gustaría morir antes de llegar a viejo nos da mucha risa, pero el invento es suyo así que puede hacer con él lo que quiera; y cuando Eddie Phillips monta el numerito del arco de violín y el spray nos provoca mucha ternura y le deseamos una jubilación remunerada. Eso por lo que respecta a los mayores, a quienes como todo el mundo sabe les debemos un respeto. Pero con los menores tenemos nuestras reservas y, de nuevo, es WELLER quien nos marca la pauta con la sabia dosificación de su imbatible fondo de catálogo: si quieren hacer caja, de acuerdo, siempre que mantengan la dignidad. Si no, nos parece una pachanga repugnante. ¿O acaso hay algo más patético que un orondo y cincuentón IAN PAGE -con esa pinta de contable con úlcera de estómago- rodeado de mercenarios en piloto automático y haciendo el numerito con "Glory Boys"? Sí: Butler y Foxton en los From The Jam, reverdeciendo laureles gracias a un impersonator!!!
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